lunes, 5 de octubre de 2009

El Cordero rompe los siete sellos. Apertura de los seis primeros. Apertura del séptimo sello.

La apertura de los seis primeros sellos

6 1 Después vi que el Cordero abría el primero de los siete sellos, y oí al primero de los cuatro Seres Vivientes que decía con voz de trueno: "Ven". 2 Y vi aparecer un caballo blanco. Su jinete tenía un arco, recibió una corona y salió triunfante, para seguir venciendo.

3 Cuando el Cordero abrió el segundo sello, oí al segundo de los Seres Vivientes que decía: "Ven". 4 Y vi aparecer otro caballo, rojo como el fuego. Su jinete recibió el poder de desterrar la paz de la tierra, para que los hombres se mataran entre sí; y se le dio una gran espada.

5 Cuando el Cordero abrió el tercer sello, oí al tercero de los Seres Vivientes que decía: "Ven". Y vi aparecer un caballo negro. Su jinete tenía una balanza en la mano; 6 y oí una voz en medio de los cuatro Seres Vivientes, que decía: "Se vende una ración de trigo por un denario y tres raciones de cebada por un denario. Y no eches a perder el aceite y el vino".

7 Cuando el Cordero abrió el cuarto sello, oí al cuarto de los Seres Vivientes que decía: "Ven". 8 Y vi aparecer un caballo amarillo. Su jinete se llamaba "Muerte", y el Abismo de la muerte lo seguía. Y recibió poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar por medio de la espada, del hambre, de la peste y de las fieras salvajes.

9 Cuando el Cordero abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido inmolados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que habían dado. 10 Ellas clamaban a voz en cuello: "¿Hasta cuándo, Señor santo y verdadero, tardarás en hacer justicia y en vengar nuestra sangre sobre los habitantes de la tierra?". 11 Entonces se le dio a cada uno una vestidura blanca y se les dijo que esperaran todavía un poco, hasta que se completara el número de sus compañeros de servicio y de sus hermanos, que iban a sufrir la misma muerte.

12 Y cuando el Cordero abrió el sexto sello, vi que se produjo un violento terremoto. El sol se puso negro como ropa de luto y la luna quedó como ensangrentada; 13 los astros del cielo cayeron sobre la tierra, como caen los higos verdes cuando la higuera es sacudida por un fuerte viento. 14 El cielo se replegó como un pergamino que se enrolla, y todas las montañas y las islas fueron arrancadas de sus sitios. 15 Los reyes y los grandes de la tierra, los jefes militares, los ricos y los poderosos, los esclavos y los hombres libres, todos se escondieron en las cavernas y entre las rocas de las montañas, 16 y decían a las montañas y a las rocas: "Caigan sobre nosotros, y ocúltennos de la mirada de aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero". 17 Porque ha llegado el gran Día de su ira, y ¿quién podrá resistir?

Los servidores de Dios serán preservados

7 1 Después de esto, vi a cuatro Ángeles que estaban de pie en los cuatro puntos cardinales y sujetaban a los cuatro vientos para que no soplaran sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre los árboles. 2 Luego vi a otro Ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro Ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: 3 "No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios". 4 Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000, pertenecientes a todas las tribus de Israel.

5 Doce mil de la tribu de Judá,

doce mil de la tribu de Rubén,

doce mil de la tribu de Gad,

6 doce mil de la tribu de Aser,

doce mil de la tribu de Neftalí,

doce mil de la tribu de Manasés,

7 doce mil de la tribu de Simeón,

doce mil de la tribu de Leví,

doce mil de la tribu de Isacar,

8 doce mil de la tribu de Zabulón,

doce mil de la tribu de José,

doce mil de la tribu de Benjamín.

El triunfo de los elegidos

9 Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente:

10 "¡La salvación viene de nuestro Dios

que está sentado en el trono,

y del Cordero!".

11 Y todos los Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Ancianos y de los cuatro Seres Vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo:

"¡Amén!

¡Alabanza, gloria y sabiduría,

acción de gracias, honor, poder y fuerza

a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!".

13 Y uno de los Ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?". 14 Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo. El que está sentado en el trono habitará con ellos: 16 nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor. 17 Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos".

La apertura del séptimo sello

8 1 Y cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se produjo en el cielo un silencio, que duró alrededor de media hora.

Las oraciones de los santos apresuran la llegada del gran Día.

2 En seguida, vi a los siete Ángeles que están delante de Dios, y ellos recibieron siete trompetas. 3 Y vino otro Ángel que se ubicó junto al altar con un incensario de oro y recibió una gran cantidad de perfumes, para ofrecerlos junto con la oración de todos los santos, sobre el altar de oro que está delante del trono. 4 Y el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos, subió desde la mano del Ángel hasta la presencia de Dios. 5 Después el Ángel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y hubo truenos, gritos, relámpagos y un temblor de tierra. 6 Y los siete Ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.

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